Tras aquellos primeros entrenamientos en los campos de la playa de O Bao, comenzamos a hablar sobre la posibilidad de fundar un club y empezar a competir. Dicho y hecho, sin nadie que nos apoyara, más bien recibiendo muchos portazos en la cara, un grupo de entusiastas estudiantes comenzamos a hacer todas las gestiones para crear el club. Recuerdo la anécdota de la reunión que tuvimos en una cafetería para tomar decisiones, entre otras, la del nombre del club. Y el nombre elegido fue “Espadarte Vigo Rugby”, y hasta hicimos el dibujo de lo que sería el escudo (un pez espada), hasta imprimimos pegatinas.
Al final, modificamos el nombre, eso de Espadarte no sonaba bien de todo y quedó el nombre de Vigo Rugby Club, y el escudo fue un dragón al estilo de Gales. Tras el papeleo y arduo trabajo, el uno de septiembre de 1988 se firma el acta fundacional del VRC y se aprueban los Estatutos y la composición de su primera Junta Directiva, formada por Quique Paz como presidente, David Carbó como Secretario, Serafín Saa como Tesorero, Javier Sousa como vocal y Anxo Fernández como Delegado.
El club ya se había inscrito para empezar a competir en la 2ª división regional gallega. Los entrenamientos en la Playa y en Castrelos se intensificaron en septiembre y agosto. Y llegó el ansiado día, 15 de octubre de 1988, 16,30 horas, primer partido oficial del VRC en Lalín, tengo delante de mí el acta de aquel partido y la crónica que enviamos a los periódicos, cómo ha pasado el tiempo, hecha a mano, se hacían fotocopias y se repartía directamente en las redacciones. Jugaron en aquel histórico encuentro: Jorge Rodríguez, Javi Sousa, Alfredo Bar, Ramón Amoedo, Guillermo Martínez, Ernesto Rodríguez Caamaño, Arturo Iglesias, Quique Paz, David Carbó, Manolo Lago, Enrique Penas, Serafín Saa, Julio Martínez, Emilio Fariza y Paco Docampo. En la segunda mitad también jugaron Tito Salvadores y Ricardo Troncoso. El resultado final fue de 3-35 a favor de Vigo. Manolo Lago, además de apertura, era el entrenador. Aún recuerdo el viaje de vuelta en el autobús, euforia desbordada.
En la siguiente entrega comentaremos el problema que nos encontrábamos para el debut en Vigo de la siguiente jornada: no teníamos campo de juego.